La octava reunión del Consejo Directivo de la Institución Universitaria ITSA, realizada el pasado 26 de septiembre, inició con la posesión de los representantes de los estudiantes y del sector productivo, Laura Sofía Iriarte Padilla, estudiante de ingeniería mecatrónica y Alberto Vives De la Espriella, respectivamente, quienes se posesionaron para un periodo de dos años.
La presidenta del Consejo Directivo, Bibiana Rincón Luque, expuso sobre dos temas principales; el primero, la definición de los recursos que el Distrito de Barranquilla proyecta aportar a la institución durante la vigencia 2019; el segundo, relacionado con los avances en la gestión para la consecución del lote para el campus de ITSA en Barranquilla, localizado sobre la avenida circunvalar.
Luego el rector presentó el informe sobre la ejecución presupuestal con corte a 31 de agosto de 2018, así como la relación de avances en diferentes proyectos como movilidad, acreditación, registros calificados, y la participación de los estudiantes y egresados en eventos institucionales, académicos, científicos, deportivos y culturales.
Se aprobaron tres acuerdos. El Acuerdo No. 022, relacionado con una adición de recursos al presupuesto de la institución para la vigencia 2018, provenientes de rendimientos financieros ($144.313.538) y del recobro del Impuesto al Valor Agregado – IVA, pagado en los diferentes procesos de adquisición de bienes y servicios gravados ($102.473.524). Estos recursos entran a hacer parte del presupuesto general para el funcionamiento de la institución.
El Acuerdo No. 023, hace referencia a la autorización dada al Rector para efectuar la contratación de los estudios técnicos y el diseño arquitectónico para la que será la nueva sede de la institución en el municipio de Soledad, en lote adquirido por la gobernación del Atlántico en diciembre de 2014 y donado a ITSA mediante Ordenanza 000327 de 2016.
Mediante el Acuerdo No. 024, se autorizó al rector para gestionar la compra e instalación de equipos de aire acondicionado para reemplazar las unidades que ya han cumplido su vida útil, afectando las condiciones de ambiente en espacios como aulas, bibliotecas, laboratorios, auditorios y oficinas. Igualmente, se contempló la compra de equipos de cómputo de última generación, que permitan una mayor facilidad a estudiantes y docentes, en el desarrollo de sus actividades académicas e investigativas.